Los recuerdos junto a los hechos la hicieron salir de casa esa noche, se suponía que aquella oscuridad provocaría felicidad. Grandes acontecimientos se llevaron a cabo dentro de la jornada, sin embargo esos mismos sucesos le dejaron en claro que las cosas no eran como ella en algún momento pensó.
Pensar en salir a esas horas seria inapropiado para un mujer como ella, más viviendo en los suburbios. Sin embargo aquello no detendría sus pasos, necesitaba sacar de alguna manera todo lo que estaba dañando su pecho, torturando su corazón y acabando con todo lo que en su momento pudo llamar “Importante” ese era su momento y lo aprovecho. Chaqueta en mano y comenzó su aventura perfecta.
El frío la golpeo al poner un paso fuera de la estancia, obligándola a envolver su rostro en torno a su pañuelo favorito y sus manos resguardadas en la calidez de los bolsillos de su cazadora. Camino por largos y angustiosos minutos, cuestionando el destino de sus pasos y a su vez manteniendo una fiel decisión, no deseaba ser más patética de lo que ya era, aun así dejo la humillación de lado, solo para decir dos simples y a la vez importantes palabras.
El tren nocturno era una larga y aburrida travesía de miradas y suspiros contenidos, de fragancias nocturnos que más haya de despertar sus sentidos de manera agradable, provocaban un estremecimiento plagado de bilis. ¿Qué demonios estaba haciendo?... Ni ella misma lo sabia, el sonido del termino del viaje la saco de sus pensamientos, mientras tomo aire de manera audible y salio del tren, el anden estaba vació, por supuesto, era tarde pocas personas se arriesgarían a salir a la calle a esas horas, me detuve en la salida, y tomo el móvil, marcando de manera precipitada y aproximo el aparato a su oído diestro.
─ ¿Hola?, ─ Carraspeo la voz que casi sonaba enferma y la criatura al otro lado se asusto un poco.
─ ¿Quién habla? ─La muchacha suspiro─- Aaah, ¿Cómo estás? Es tarde
─ Lo sé, créeme que lo sé. Es demasiado tarde, necesito verte.
─ Ah estas horas.
─ Sí.
No necesitaba decirle donde encontrarla, él ya lo sabia, era tan común en ella salir de noche a caminar acompañada del silencio, todo aquello era tan ella, que obviamente el sabría donde encontrarla. La orilla del rió, donde muchas veces le habían dicho que no debería estar, que posiblemente un día le sucedería algo ¿Pero qué? La muerte no era algo a lo que temiera, de hecho era algo que esperaba.
Cuando llego a ese pequeño rincón que solía escuchar sus llantos y lamentos, dejo caer su cuerpo sobre las grandes piedras que adornaban el lugar... El frío calaba sus huesos, y su respirar se hacia cada vez más agitado debido al nervio. Pensó largos momentos en como le diría, en como abordaría aquel complicado tema, sin que sus lagrimas se desbordaran por sus mejillas y inundaran su rostro. Hasta que llego, aquella figura que despertaba los más extraños deseos en ella, se filtraba entre las sombras como el mejor sueño.
─ Aquí estamos ─Le dijo con voz profunda, mientra dejo caer su fisionomía al lado de la chica.
─ Como siempre ─Rrespondió mirando al frente.
─ ¿Qué sucede? ─Qué sucede, me repitió ¿Cómo responder así, sin pelos en la lengua, solo con la verdad? ─ Te amo ─Admitió después de un largo momento, con dolor en el pecho y lagrimas en los ojos, pero aún sin mirarle.
─ Oh... ─Fue la respuesta.
Se Abrazaron y ella lloró sobre su hombro como una adolescente, el la acaricio y susurro palabras tranquilizados, le dijo que estaba bien y ella nuevamente creyó en el, vieron juntos el amanecer, pero esta vez con el frío próximo de la despedida y se termino. Después de largos meses el dolor al fin se termino. La compañía de la mujer se levanto, dando un ultimo beso sobre el pómulo de la joven y ahí, sumida en el dolor, alzando irónicamente el rostro vio como una vida entera se marchaba frente a sus ojos. El dolor calo, el aire falto, las palabras se quedaron trancadas en medio de la garganta, perdiéndose en aquel amanecer.
Un último cigarrillo se filtro entre sus labios, el último en su vida y cuando el último aliento plagado de nicotina invadió sus pulmones, se levanto. Aproximándose a la orilla, frunciendo la mirada ante la incertidumbre de saber la profundidad de del agua. Pensó en el dolor físico, en la desesperación por oxigeno. Pensó en las personas que decían amarla, todo paso en una fracción de segundo, sin embargo nada fue tan fuerte como para hacerla desistir. Todo de pronto se volvió. Se olvido de todo y elimino los pensamientos en su mente, los rostros en sus memorias, una larga inhalación seguida de un suspiro, una hojeada a las cristalinas aguas, una sonrisa a la tenue luz de un día a punto de comenzar, un cigarro a un lado y la vela a un paso de apagar. Las dos palabras estaban dichas y ahora solo quedaba un simple paso.
ノノ· Ќιяşcнe Bιtteяsüß ¦×» ~ 「偽善者」 ~